Historias de cada dia...

  Han pasado solo 48 horas de nuestra primera cita, es lunes, el despertador sonó y francamente de pensar en partir con esas largas y poco fructíferas reuniones no me estimula a salir de la cama , apago el despertador y me quedo en espera de encontrar la motivación . Ya son algo mas de las 8 am y de pronto entra un mensaje a mi WhatsApp , que curioso, es muy temprano, cojo el teléfono y wow..es Eduardo deseando buenos días , y se convierte en esa inyección de energía que no lograba tener... -Buenos dias , como estas? yo ya en la oficina, tu? _ Muy buenos dias, yo en casa, hoy no tengo reunion por ser fin de mes . Eduardo pregunta...a que hora te puedo llamar?  Coquetamente respondí , cuando usted quiera . No pasó ni un minuto y estaba al teléfono, todo entusiasta y compungido, entusiasta porque la primera cita había sido de encuentro, complicidad y mucho fuego, compungido porque está enfermo y la cita del lunes no ocurrirá. Dio muchas explicaciones sobre su estado de salud y que no que

  Mañana hay concierto en el hotel, un recital de la Bigband de Antofagasta, quiero ir, me encantan, pero lo singular es que quiero ir con alguien a quien conozco superficialmente hace mas de quince años, durante estos muchos años nos hemos saludado muy cordialmente, él siempre caballero, tan gentil y con una hermosa sonrisa, sin embargo declaro que no es cualquiera, confieso que el dia que lo conocí me gustó, claramente me gustó su aspecto, su actitud, pero lo mas singular es que algo en la barriga dijo...tenemos que conocerlo!! Siempre me pareció fuera de lugar acercarme , abordarlo, además en aquellos años mi falta de amor propio era notable, no habría tenido jamás la confianza de pretender invitarlo a conocernos, y curiosamente la vida nos ha llevado a movernos a la misma ciudad , yo entiendo que suena psicópata saber en qué año trabaja en tal lugar, pero lo que ocurre es que nos veíamos muy frecuentemente , pues nuestras oficinas estaban cercanas, y como siempre, un saludo cordial