Miel pero sin hojuelas
Hace mucho que no escribía , ha sido un año lleno de emociones, algunas muy oscuras y afortunadamente muchísimas otras dulces y estimulantes, el 21 de enero nació mi nieto Benjamín , su estado de salud fue muy delicado pero la vida nos regalo la mejor de las opciones y pudimos salir adelante sin grandes tropiezos . Benjamín llego a revivir esta casa , a llenarnos a todos de alegrías , de su carita dulce, de sus sonrisas, de la alegría de ver crecer su traslucido cabello poco a poco, de permitirnos enamorarnos locamente de él, somos abuelos, yo lo soy consanguineamente pero Edgardo lo ha sido por amor. Todo ese sufrir se metamorfoseo en solo dulzura, ya tiene siete meses de vida y cuando nos ve se ilumina, extiende sus brazos y te come a besos, esa ha sido la parte mas regocijante de este año. Nunca la vida es perfecta, te obliga a través de experiencias amargas a valorar a crecer a mirarte hacia dentro y decir ..puedo ser mejor, pero nuestros egos y orgullo se convierten en